Quiero que mi voz recorra el mundo
Con un deje de sentencia episcopal y de homilía
Quiero que desgarre el aire, profundo
mi grito de dolor y alegría.
Que superhombre y supermujer sean uno y trino
Que el león se haga al fin niño que juega
y que el cansino calor vespertino
traiga consigo hojas de hierba.
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