Siempre has sido
planta carnívora.
Atacabas cuando algún cándido
insecto se posaba en tus hojas.
No pensé que acabarías
siendo piraña.
Que tus flores gomosas
serían venenoso colmillo.
Menos aún, que me lo hincarías a mí.
Yo decidí servirte.
Podía no haberlo hecho.
Me puse voluntariamente de rodillas
te cuidé como mía.
Y tú me haces daño.
No me duele que salieras de entre mis alas
que desgarraras el huevo para salir.
Eso es dulce. Triste.
Pero sonrío mientras lo haces.
Me dueles tú.
Cuando comes de mis plumas,
y devoras mis patas.
Y yo, inocente de mí,
que te había traído,
en mi pico
un gusano de seda.
Te metí en un nido de pétalos,
guardé canciones para ti.
Todo lo destrozaste vorazmente.
No te culpo. Si naciste piraña,
y no cisne.
Si te han enseñado así a sobrevivir.
Solo te canto mi último aliento,
suavemente, lo más que puedo,
aunque tú me hayas abierto las tripas
y te acabes de tragar mi corazón.
Vistas de página en total
martes, 31 de diciembre de 2019
domingo, 1 de diciembre de 2019
Requiem sin ataúd, por falta de presupuesto
Me he muerto antes de nacer
Y sólo lo sé yo
El nácar floreciente de mis alas
se marchitó
antes de que alguien pudiera
olvidarse de regarlo.
Me asalta la duda
en cada irritante rincón de mi mente.
El botoncito de mi flor,
que solía latir vigorosamente,
se ha quedado sin perfume.
Me duele un cristal,
una espina, una rama,
traspasándome.
Y no sé dónde empieza la herida
y dónde acaba.
El veneno ha calado,
se ha fundido, se ha imbricado
en mi cuerpo.
Miro en el espejo,
y todo está mal.
Y sólo lo sé yo
El nácar floreciente de mis alas
se marchitó
antes de que alguien pudiera
olvidarse de regarlo.
Me asalta la duda
en cada irritante rincón de mi mente.
El botoncito de mi flor,
que solía latir vigorosamente,
se ha quedado sin perfume.
Me duele un cristal,
una espina, una rama,
traspasándome.
Y no sé dónde empieza la herida
y dónde acaba.
El veneno ha calado,
se ha fundido, se ha imbricado
en mi cuerpo.
Miro en el espejo,
y todo está mal.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)