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sábado, 8 de octubre de 2022

La chica invisible

 Muchas veces me han preguntado (o más bien, he oído preguntar) 

por qué escribe un poeta. Por qué trova un escritor. 

Yo no tengo una respuesta. Simplemente, no puedo dejar de hacerlo, 

igual que no puedo dejar de respirar. 


La Musa (o la Parca, que en estos menesteres hace poca distinción )

a menudo me encuentra en los lugares más insospechados, 

menos literarios, más dolorosamente anodinos. 

Sin tinta ni papel, aparece y graba en mis neuronas 

impresiones tan imprecisas, y tan reales, 

como puedan ser las tuyas. 


Me sorprendo entonces 

intentando hallar el verso más certero 

la palabra precisa, 

como un arquero que busca en su carcaj

la punta de flecha más afilada.


Existo, pues, en poesía. 

Y la poesía existe en mí. 

Estoy traspasada de poesía. 


Y por eso, poco me preocupa 

el astillado banco donde hoy

me he convertido en la chica invisible. 

Un sauce llora su verdura a mi alrededor,

los invitados celebran que, 

una noche más, 

siguen vivos. 


Atiendo así, en primera fila 

(¡privilegiada posición!)

al espectáculo de los siglos

y las generaciones. 

Padres y madres, hijos e hijas,

nietos, sobrinos, primos, amigos.

Contentos de haber esquivado la guadaña

un día más. Un año más. 


Se ceban en las desgracias de los ausentes,

se regodean en las heridas de los espíritus, 

recordándose así que, al menos, no son ellos 

los damnificados. 


Sonríen felices entre los velos de su ilusión, 

en este escenario permanente que es la vida, 

comentando el futuro, el pasado, el presente. 

Como si alguna vez alguno de ellos (de nosotros)

hubiera tenido algún control sobre el tiempo. 


Nadie repara, pues, 

en una muchacha de vestido floreado

que come, parsimoniosamente, una bolsita de papas

deleitándose en el palco que ha conseguido para la función. 


¿Por qué iban a hacerlo?

Solo es una chica. 

Una chica invisible. 

Que sueña imposibles a la sombra de un árbol.

Que vive herida de literatura. 

Que cada día, como todos los demás actores, 

le gana una batalla a la Parca (¡rara Musa!).


"Buenas tardes"

"Todo bien"

"Muy contenta"

"Bonita velada"

"¡Cuídate!"