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sábado, 24 de junio de 2017

Certezas

En esta noche mágica, ancestral y misteriosa
Me susurras tu nombre a través de las hogueras
Las llamas, crepitando ansiosas, me revelan
tu secreto de pétalo de rosa.

Hasta el rincón más olvidado del planeta
vibra con una pasión insólita
y olvida que, recóndita,
hay una mano que a la mía espera.

Calixto y Melibea se hacen flores
Cada primavera, junto al río
mientras la suave lluvia me sobrecoge.
Pienso en ti, y me sonrío.

¿Podrás, corazón, al fin, descansar,
envuelto en un bálsamo de luz blanca?
¿Sabrá el ciervo a la gacela aguardar
mañana, al rayar el alba?

Difuminadas quedan
todas mis penas
si reposa
mi alma en ti.

Dulce mariposa
Voz en el viento
Poesía que nace
de un pecho que late
y se consume, ardiendo.

Sufrir es siempre apacible
si se olvida el sufrimiento.





domingo, 18 de junio de 2017

Cuestión de vida o muerte

Otra vez

Este parpadeo relampagueante
Este abigarramiento de mi espíritu arrugado
y maltrecho
Este silencio eléctricamente inestable
Este sinsabor eterno

La amargura acecha en cada rincón
En forma de joven mujer
Y esa mujer no soy más que yo
Otra vez
Ante el espejo
Cierro los ojos
Otra vez

Otra vez
El hastío verdoso y corrosivo
El martillo, la llama, el guiño
La flecha infectada
de un ángel maldito

Me dejo llevar por el espasmo,
como la pluma llevada por la nube
tormentosa.
Y mientras tanto, no reposa
nunca mi alma adormecida.
Sin suficiente valor para la rosa
pero tampoco quietud
para la calma advenediza.

viernes, 16 de junio de 2017

Sangre de mi sangre

Busco entre la multitud
Un alma atormentada como la mía
Para sumirla en mi tornado
Y desaparecer así en un suspiro

Mis ojos son mi cartel publicitario
"Busco un sueño, que nadie sabe,
por favor, ayudadme".
Pero la masa gris se desentiende
La pareja sigue comiéndose su helado
El niño gritando sobre los hombros del padre
La señora llevando las bolsas de la compra
Un turista me acribilla a flashes

Y mi aullido interminable se pierde
En el gran aullido interminable del mundo
Y se hace letra, víscera, corazón
Sangre de mi sangre
Balada del pícaro moderno
Del Lázaro sin ciego,
servil esclavo adicto a las cadenas.

Así que compañeros del alma, compañeros
de profesión
Quitaos las ropas de la servidumbre,
no abracéis el tedio
o la mediocridad
A partir de ahora tendréis por costumbre
averiguar la belleza de cada lugar.

De esta manera nosotros, vosotros y yo,
que matamos a Dios con nuestras propias manos
podremos al fin existir en paz
aceptando, sangre de mi sangre, alma de mi alma,
que la vida es algo más que rayo, trueno, tormenta,
vanguardia y ansiedad.

Monólogo interior

"Juventud, ¡divino tesoro!"
Yo la siento como un lastre.
El futuro se me antoja un desastre
En silencio, mis banderas recojo.

Ojo por ojo las escojo,
ojo por ojo me despojo
y me dibujo como un rastrojo
que se sonroja bajo un árbol rojo.

Recojo, escojo y despojo
El rastro de un roble hermoso
Que no es más que huella,
Idea, ensoñación,
alucine, droga, sarampión.

La nostalgia es la gran lacra de este pecho
que por tanto añorar lo inañorable
olvida mover los pulmones para respirar.
La maldad es algo deseable
siempre que lleve vino y cerveza
para acompañar.

Sueño de una noche de verano

Quién sabe cómo
o cuándo, o dónde
Pero ciertas noches me recorre
una quemazón inquieta
una comezón que quema
un corazón que desatina
mientras se hace la cena.

Y quién sabe cómo
o cuándo, o por qué
Pero me llama la calle
Y no sé desobedecer
Sus aullidos de sirena
Sus lamentos de alma
nostálgica y acongojada
tanto como la mía.

Y entonces sola, y casi
destruida
me lanzo a arrastrar los pies
por los adoquines de esta ciudad
de poesía.
Tonta, torpe y constantemente
interrumpida
ruego al cielo que perdone
la vileza de mis rimas.
Que no son más que expresiones
del balbuceo infantil de todas mis vidas.

Vidas, amores, amantes, condecoraciones
Sinsabores, palabras, espinas
Oh, sobre todo espinas
Una espina desazorada es la que me
levanta de la cama por las noches.
Me conduce como un pelele hasta el espejo
y en él contemplo
la imagen de un fantasma que no sabe dormir.

¿Y qué más decir?
Mis palabras (tristes, quedas) lo dicen todo
y nada al mismo tiempo.
Conozco la historia de un Lobo estepario
que al final de esta novela, aprende a reír.

viernes, 2 de junio de 2017

Un día cualquiera

A veces, muy pocas veces,
bajo de mi torre de marfil
y me visto de persona normal.
Salgo de paseo, voy a comprar,
y a veces deseo
un bikini de esa tienda tan bonita
con su escaparate de luces.

Sigo caminando, no me distraigo, y recuerdo esa austera
lista que he escrito antes de salir de casa:
"Aceite, huevos, manzanas, fresas
melocotón, plátano, uva,
jamón york, queso, ternera".
Y así sigue, y sigue, y sigue
mientras la música de fondo me desespera.
Al final compro más de lo esperado
y me mira recelosa la cajera.

Pero yo no estoy aquí. Yo estoy lejos, muy lejos
En el traje de luces de aquel escaparate
Lo he robado y soy torera
De sonrisas, de nubes
De la luna y las estrellas
Estoy combatiendo gigantes
Con mi amiga Dulcinea
Le gusta el falso yelmo brillante
que gira sobre mi cabeza.

O más bien, me estoy preparando para un baile
en un castillo de una ciudad francesa.
Allí conoceré a mi amante.
Allí todos alabarán mi belleza.
"¿Y tu marido?" Indispuesto
Prefería el reposo a la fiesta

Seré un insecto - hombre, un hombre - insecto
Seré el Orfeo de Niebla 
Una princesa, una Sybil Vane o Melibea
Me harán olvidar que al otro lado
de esa caja impaciente
hay un cliente esperando
y un ticket, sonriente.

Manifiesto del suicida

Corazón, corta por lo sano
Por favor
Líberame ya del yugo que me mantiene unida
a la vida
formado por tubos, sangre y vísceras.

Estoy cansada de vivir, tengo hastío de vivir
mal del siglo, crisis de los 19, como quieras llamarlo
Y sé que no tiene sentido,
sé que no lo tiene.

Pero por favor, corazón
susúrrame canciones al oído
y méceme con tu latido
sólo hasta que me duerma...

El sueño en el que me enamoro de Walt Whitman

Quiero que mi voz recorra el mundo
Con un deje de sentencia episcopal y de homilía
Quiero que desgarre el aire, profundo
mi grito de dolor y alegría.
Que superhombre y supermujer sean uno y trino
Que el león se haga al fin niño que juega
y que el cansino calor vespertino
traiga consigo hojas de hierba.