En la galaxia lejana de mi habitación, escucho a los ángeles gritar de dolor.
En los confines más retorcidos de las verjas de mi mente, se remueve agitada una bailarina de danza del vientre.
Dos peluches, tres cojines, y un vestido a rayas grises
La desesperanza vive, revive y se desvive
Y no me paga el alquiler
No hay comentarios:
Publicar un comentario