"Mala hierba nunca muere" —dicho popular español
Hoy he conocido
después de mucho tiempo
el quehacer afanoso de la colonia de hormigas
privada de su alimento.
Solo tenía que bajar la mirada
sacar los pájaros de mi cabeza
dejar las nubes por el suelo
escuchar el rabioso zumbido de la abeja.
Era tan sencillo
Era tan obvio
que me da risa de pensarlo.
El primitivo aroma de la tierra
sensual, materno, intenso.
La música del viento entre las hojas secas.
Los equilibrismos de la oruga.
— portentosa trapecista —
Las protestas de la araña
—habilidosa tejedora en paro —.
Tierra húmeda y fértil.
Y tierra seca, alejada de la vida.
Hojas verdes, rebosantes de savia.
De sabiduría.
Hojas de hierba.
No podemos exigir el respeto a la naturaleza,
porque ella solo se respeta a sí misma,
a su propia ley de supervivencia.
¿Es cruel que un insecto devore a otro?
¿Que una camada muera por falta de alimento?
¿Que las malas hierbas consuman a un árbol centenario,
bebiendo toda su energía?
La naturaleza no se lo plantea
La naturaleza solo sobrevive
Nace, crece, se reproduce, muere
Y vuelta a empezar
Esto lo descubrí a la sombra de un ciprés
Una mañana cualquiera de un día cualquiera
En que las abejas zumbaban, las lombrices
serpenteaban, los caracoles se desperezaban,
las hormigas cavaban, y la mala hierba crecía.
Porque la hierba no es buena, ni mala.
Y nunca dejará de crecer
por más que nosotros nos empeñemos
en exterminarla.
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