Me he muerto antes de nacer
Y sólo lo sé yo
El nácar floreciente de mis alas
se marchitó
antes de que alguien pudiera
olvidarse de regarlo.
Me asalta la duda
en cada irritante rincón de mi mente.
El botoncito de mi flor,
que solía latir vigorosamente,
se ha quedado sin perfume.
Me duele un cristal,
una espina, una rama,
traspasándome.
Y no sé dónde empieza la herida
y dónde acaba.
El veneno ha calado,
se ha fundido, se ha imbricado
en mi cuerpo.
Miro en el espejo,
y todo está mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario