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domingo, 1 de diciembre de 2019

Requiem sin ataúd, por falta de presupuesto

Me he muerto antes de nacer
Y sólo lo sé yo

El nácar floreciente de mis alas
se marchitó

antes de que alguien pudiera
olvidarse de regarlo.

Me asalta la duda
en cada irritante rincón de mi mente.

El botoncito de mi flor,
que solía latir vigorosamente,
se ha quedado sin perfume.

Me duele un cristal,
una espina, una rama,
traspasándome.

Y no sé dónde empieza la herida
y dónde acaba.


El veneno ha calado,
se ha fundido, se ha imbricado
en mi cuerpo.

Miro en el espejo,
y todo está mal.








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